UNA CONSIDERACIÓN DE LOS ARGUMENTOS A FAVOR DEL AMILENARISMO

En favor del punto de vista amilenario se proponen estos argumentos:

1. Los amilenarios dirán que cuando revisamos toda la Biblia solo un pasaje (Ap 20: 1-6) parece enseñar un futuro gobierno milenario de Cristo sobre la tierra, y ese pasaje es oscuro en sí mismo.
Es poco juicioso basar una doctrina principal como esa sobre un pasaje de interpretación ambigua y ampliamente disputada. ¿Pero cómo entienden los amilenarios Apocalipsis 20: 1-6? La interpretación amilenaria ve este pasaje como que se refiere a la presente era de la iglesia. El pasaje se lee como sigue:
Vi Además A Un Ángel Que Bajaba Del Cielo Con La Llave Del Abismo Y Una Gran Cadena En La Mano. Sujetó Al Dragón, Y A Aquella Serpiente Antigua Que Es El Diablo Y Satanás, Y Lo Encadenó Por Mil Años. Lo Arrojó Al Abismo, Lo Encerró Y Tapó La Salida Para Que No Engañara Más A Las Naciones, Hasta Que Se Cumplieran Los Mil Años. Después Habrá De Ser Soltado Por Algún Tiempo.
Entonces Vi Tronos Donde Se Sentaron Los Que Recibieron Autoridad Para Juzgar. Vi También Las Almas De Los Que Habían Sido Decapitados Por Causa Del Testimonio De Jesús Y Por La Palabra De Dios. No Habían Adorado A La Bestia Ni A Su Imagen, Ni Se Habían Dejado Poner Su Marca En La Frente Ni En La Mano.
Volvieron A Vivir Y Reinaron Con Cristo Mil Años. Ésta Es La Primera Resurrección; Los Demás Muertos No Volvieron A Vivir Hasta Que Se Cumplieron Los Mil Años. Dichosos Y Santos Los Que Tienen Parte En La Primera Resurrección. La Segunda Muerte No Tiene Poder Sobre Ellos, Sino Que Serán Sacerdotes De Dios Y De Cristo, Y Reinarán Con Él Mil Años.
De acuerdo con la interpretación amilenaria6 el encadenamiento de Satanás en los versículos 1-2 es la que el que ocurre durante el ministerio terrenal de Jesús.
Éste habló de atar al hombre fuerte para poder robar su casa (Mt 12: 29) y dijo que el Espíritu de Dios estaba en ese momento presente para triunfar sobre las fuerzas demoníacas: «Si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes» (Mt 12:28). De manera similar, con respecto a la quiebra del poder de Satanás, Jesús dijo durante su ministerio: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lc 10: 18).
Los amilenarios argumentan que este encadenamiento de Satanás en Apocalipsis 20:1-3 tiene un propósito específico: «para que no engañara más a las naciones» (v. 3). Esto es exactamente lo que sucedió cuando vino Jesús y el evangelio comenzó a ser proclamado no solamente a los judíos sino, después del Pentecostés, a todas las naciones del mundo.
De hecho, la actividad misionera mundial de la iglesia, y la presencia de la iglesia en la mayoría o todas las naciones del mundo, muestra que el poder que tenía Satanás en el Antiguo Testamento, para «engañar a las naciones» y mantenerlas en la oscuridad, ha sido quebrado.
Según el punto de vista amilenario la escena descrita en el versículo 4 ocurre en el cielo: Juan dijo: «Vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años» (v. 4). Se argumenta que como Juan ve almas y no cuerpos físicos, esta escena debe ocurrir en el cielo.
Cuando el texto dice que «Volvieron a vivir» ello no significa que recibieron una resurrección corporal. Posiblemente signifique simplemente que «vivieron», pues el aoristo del verbo ezesan puede fácilmente interpretarse como un evento que ocurrió durante un largo período de tiempo. (El verbo que se traduce «reinaron» también es un indicativo de aoristo y se refiere a algo que ocurrió durante más de mil años, de manera que el verbo «vivieron» debe tener un significado similar).
Por otro lado, algunos intérpretes amilenares dirán que el verbo ezesan significa «volvieron a vivir» en el sentido de llegar a una existencia celestial en la presencia de Cristo y comenzar a reinar con él desde el cielo.
De acuerdo con este punto de vista, la frase «primera resurrección» (v. 5) se refiere a ir al cielo a estar con el Señor. Esta no es una resurrección corporal sino un arribar a la presencia de Dios en el cielo. De manera similar, cuando el versículo 5 dice: «los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años», se entiende que esto significa que no vinieron ante la presencia de Dios para juicio hasta el final de los mil años. De manera que en ambos versículos, 4 y 5, la frase «volver a vivir» significa «venir a la presencia de Dios».
(Otro punto de vista amilenario de la «primera resurrección» es que esta se refiere a la resurrección de Cristo, y a la participación de los creyentes en la resurrección de Cristo a través de una unión con Cristo.)
2. Un segundo argumento que se propone a menudo a favor del amilenarismo es el hecho que la Escritura enseña solo una resurrección, cuando se levantará tanto a los creyentes como a los incrédulos, no dos resurrecciones (una resurrección de los creyentes antes que comience el milenio, y una resurrección de los incrédulos para el juicio después del fin del milenio). Este es un argumento importante, pues el punto de vista premilenario requiere dos resurrecciones separadas, separadas por mil años.
Una prueba a favor de una sola resurrección se encuentra en por lo menos tres pasajes. Jesús dice: «No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán de allí. Los que han hecho el bien resucitarán para tener vida, pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados» (Jn 5: 28-29). Aquí Jesús habla de una sola «hora» cuando tanto los creyentes como los incrédulos muertos saldrán de las tumbas.
De manera similar, cuando Pablo compareció ante Félix en juicio explica que él tiene una esperanza en Dios que sus acusadores judíos también aceptan: «que habrá una resurrección de los justos y los impíos» (Hch 24: 15). Una vez más, él habla de una sola resurrección tanto de creyentes como de incrédulos. Por último, leemos en Daniel: «y del polvo de la tierra se levantarán las multitudes de los que duermen, algunos de ellos para vivir por siempre, pero otros para quedar en la vergüenza y en la confusión perpetuas» (Dn 12: 2).
3. La idea de creyentes glorificados y pecadores viviendo juntos sobre la tierra es demasiado dificil de aceptar. Berkhof dice: «Es imposible comprender cómo una parte de la vieja tierra y de una humanidad pecadora van a poder existir junto a una parte de la nueva tierra y de una humanidad glorificada. ¿Cómo van a poder los santos perfectos en cuerpos glorificados tener comunión con pecadores en la carne? ¿Cómo van a poder pecadores glorificados vivir en esta atmósfera recargada de pecado y en medio de escenas de muerte y decadencia?»'
4. ¿Si Cristo viene en gloria a reinar sobre la tierra, cómo van a poder las personas persistir en el pecado? Una vez que Jesús esté de hecho presente en su cuerpo resucitado y gobernando como Rey sobre la tierra, no parece muy poco probable que la gente todavía lo rechace, y que el mal y la rebelión crezcan sobre la tierra hasta que eventualmente Satanás pueda reunir a las naciones para luchar contra Cristo.
5. No parece existir un propósito convincente para un milenio como ese. Una vez que la era de la iglesia haya terminado y Cristo haya regresado, entonces ¿cuál es la razón para demorar el comienzo del estado de eternidad.
6. En conclusión, los amilenarios dicen que la Escritura parece indicar que todos los grandes eventos aún por venir antes del estado de eternidad ocurrirán de una vez. Cristo regresará, habrá una resurrección de creyentes e incrédulos, el juicio final tendrá lugar, y se establecerá un nuevo cielo y una nueva tierra. Entonces entraremos inmediatamente en el estado de eternidad, sin ningún futuro milenio:
En este punto podemos responder brevemente a estos argumentos amilenarios, aunque en algunos puntos se desarrollará una respuesta más completa en los argumentos del premilenarismo.
1. En respuesta a la objeción de que solo un pasaje habla de un futuro milenio terrenal, se pueden hacer varios comentarios:
A. La Biblia solo necesita decir algo una vez a fin de que esto sea verdadero y algo en que debemos creer. La historia de la confusión de las lenguas en la torre de Babel, por ejemplo, solo se enseña en Génesis 11: 1-9, pero creemos que ella es verdad porque la Escritura la enseña. De manera similar, si solo un pasaje habla de un futuro reino milenario de Cristo, debemos creerlo.
Por otra parte, no sorprende que esta doctrina deba enseñarse con claridad en el libro de Apocalipsis. Hubo en parte una situación similar a fines de la era del Antiguo Testamento. En todo el Antiguo Testamento no hay una enseñanza explícita que asuma que el Mesías vendría dos veces, una como Mesías sufriente que moriría y se levantaría de nuevo, ganando nuestra salvación, y entonces más tarde como un Rey conquistador para gobernar sobre la tierra.
La primera y segunda venida de Cristo puede que se sugiera en los profetas del Antiguo Testamento, pero no se enseña explícitamente en ningún lugar, porque Dios no estimó necesario revelar esa cantidad de detalles sobre su plan de redención antes de que ello ocurriera.
De manera similar, en varios de los libros del Antiguo y el Nuevo Testamentos que conducen al tiempo en que se escribió el Apocalipsis, hay alusiones a un futuro milenio terrenal anterior al estado de eternidad, pero la enseñanza explícita sobre él se dejó hasta que Juan escribió el Apocalipsis. Como el Apocalipsis es el libro del Nuevo Testamento que enseña de manera más explícita sobre las cosas por venir, es apropiado que esta revelación más explícita del futuro milenio se coloque en este lugar de la Biblia.
B. En respuesta a la alegación de que el pasaje que habla del milenio es oscuro, los premilenaristas responden que ellos no lo encuentran en absoluto oscuro. Aducen que una ventaja de la posición premilenaria es que interpreta Apocalipsis 20: 1-6 en sentido estricto: El texto dice que Satanás será encadenado y lanzado al abismo por mil años, y los premilenarios dicen que viene un tiempo cuando Satanás será encadenado y lanzado al abismo por mil años.
El texto habla de un reinado de Cristo de mil años, y los premilenarios esperan un futuro reinado de Cristo sobre la tierra de mil años. Este habla de aquellos que se levantan en la «primera resurrección», y los premilenarios dicen que habrá una primera resurrección de creyentes que son «dichosos y santos» (Ap 20: 6) y de una segunda resurrección al final de los mil años para «1os demás muertos» (v. 5). De acuerdo con los premilenarios, la «oscuridad» solo se cierne sobre el pasaje cuando un intérprete trata de encontrar en él algo distinto a esa interpretación estricta.
NOTA: Como creen que Apocalipsis 20: 1-6 se aplica a la era presente, los amilenarios dicen a veces que los «Premilenislistas esperan el milenio. Los posmilenarios trabajan por él, pero nosotros lo disfrutamos»,
Se debe notar que a algunos amilenarios les desagrada el término amilenario porque implica que ellos no creen en ningún milenio, cuando es más exacto decir que no creen en un milenio futuro. Ellos prefieren un término más positivo como «milenarismo realizado», que les permite más fácilmente señalar que sí creen en el reinado milenario de Cristo que se enseña en Apocalipsis 20: 1-6; sin embargo, ellos creen que el pasaje habla de la era presente de la iglesia. (Vea Jay Adams, The Time Isa t Hand [Presbyterian and Reformed. Phillipsburg, N.] [1970], pp. 7-11.)
C. Por último, muchos premilenarios arguyen que varios otros pasajes, especialmente en el Antiguo Testamento, requieren que creamos en período futuro mucho más prolongado que al era presente pero eso no llega al estado de eternidad (vea Sal 72: 8-14; Is 11: 2-9; 65: 20; Zac 14;6-21: 1ª Co 15: 24' Ap 2: 27; 12: 5; 19: 15).
Estos pasajes, dicen ellos, describen un período que se parece mucho al milenio según lo entienden.
D. Con respecto a la interpretación de Apocalipsis 20: 1-6, tal como la ofrecen los amilenarios, se presentan varias dificultades. Aunque Mateo 12: 28-29 y Lucas 10: 18 sí hablan de Un «encadenamiento» de Satanás durante el ministerio terrenal de Jesús, el encadenamiento de Satanás descrito en Apocalipsis 20 parece ser mucho más prolongado que eso.
El pasaje no dice simplemente que se encadena a Satanás en este momento, sino habla del «abismo» y dice que el ángel que bajó del cielo «lo arrojó al abismo, lo encerró y tapó la salida, para que no engañara más a las naciones hasta que se cumplieran los mil años» (Ap 20:2-3). Aquí se observa más que un mero encadenamiento o una restricción de actividad.
Lo que se dice de lanzar a Satanás a un abismo, encerrarlo y tapar la salida ofrece una imagen de total remoción de su influencia sobre la tierra. Decir que Satanás está ahora en un abismo cerrado y sellado simplemente no se ajusta a la actual situación del mundo durante la era de la iglesia, en la que la actividad de Satanás es muy fuerte, en la que él «ronda como león rugiente, buscando a quién devorar» (1ª P 5: 8), en la que puede llenar el corazón de alguien para mentirle «al Espíritu Santo» (Hch 5:3), y en la que los paganos ofrecen sacrificios a «1os demonios, no a Dios» (1ª Co 10: 20).
Por otra parte, aún tras el encadenamiento de Satanás durante el ministerio de Jesús, sigue siendo verdad que «el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo» (2ª Co 4: 4). Por esto los cristianos todavía deben luchar no «contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales» (Ef6: 12).
Esto es porque durante la era de la iglesia, aunque el evangelio es capaz de salir triunfante y quebrar las fuerzas de la oposición demoníaca a la expansión del reino de Dios, no obstante la influencia de Satanás no ha sido por completo removida del mundo: «El espíritu del anticristo ahora ya está en el mundo»(1ª Jn 4: 3), y, de hecho: «Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno» (1ª Jn 5: 19).
Este tema que se repite en el Nuevo Testamento, el tema de la continua actividad de Satanás sobre la tierra a lo largo de la era de la iglesia, hace extremadamente dificil pensar que Satanás ha sido arrojado al abismo, y que ha sido encerrado y se le tapó la salida durante mil años.
Esas imágenes solo pueden referirse a una total remoción de la activa influencia de Satanás sobre la tierra.
Pero qué puede decirse respecto al hecho de que los amilenarios dicen que el encadenamiento de Satanás en Apocalipsis 20 se dice que es «para que no engañara más a las naciones» (v. 3). ¿No significa eso simplemente que el evangelio puede ahora predicarse efectivamente entre las naciones? Mientras la frase puede significar eso, parece más consistente, con el uso de la palabra engañar (gr. planao), especialmente en Apocalipsis, decir que es un engaño que tiene lugar ahora durante toda la era de la iglesia y que termina solo cuando comience el milenio.
A Satanás se le llama el que «engaña al mundo entero» (Ap 12: 9), y se dice que las hechicerías de Babilonia han engañado «a todas las naciones» (Ap 18: 23). Por lo tanto es más apropiado decir que Satanás todavía ahora engaña a las naciones, pero que al principio del milenio esta influencia engañosa será eliminada. Hubo un engaño aún mayor antes que Cristo viniera, pero todavía se mantiene un engaño significativo.
El hecho de que Juan viera «almas» en su visión no requiere situar la escena en el cielo. Como estas almas son personas que «han vuelto a vivir» en «la primera resurrección» debemos verlas como 'gente que ha recibido cuerpos resucitados y que comenzaron a reinar sobre la tierra. Por otra parte, Apocalipsis 20: 1 indica que la escena se centra en acontecimientos sobre la tierra, pues dice: «Vi además un ángel que bajaba del cielo. Pero si el ángel bajaba del cielo, entonces llevaba a cabo su actividad sobre la tierra, y la escena entera se sitúa sobre la tierra.
Algunos amilenarios argumentan que la frase «volvieron a vivir» se refiere a una venidera existencia celestial o a venir ante la presencia de Dios. Pero se debe preguntar: «¿Dónde el término griego zao (vivir) tiene alguna vez ese significado?
No hay ejemplos de esa palabra en el Nuevo Testamento que tengan el sentido de «venir ante la presencia de Dios».
Además, la interpretación amilenaria de la frase «primera resurrección» no es convincente. La palabra resurrección (gr. Anastasio) nunca significa en parte alguna «ir al cielo» o «ir a la presencia de Dios», sino que más bien significa una resurrección corporal. Este es el sentido en el que los lectores del primer siglo habrían entendido la palabra.
El otro punto de vista amilenario, que entiende «primera resurrección» como la resurrección de Cristo (y nuestra unión con él) no parece probable porque aquellos que «volvieron a vivir» son los que fueron «decapitados por causa del testimonio de Jesús» (v. 4), lo que sugiere una resurrección corporal después de la muerte.
2. ¿Enseña la Escritura solo una resurrección, de manera que se levanten al mismo tiempo los creyentes y los incrédulos?
Es dificil aceptar esto cuando nos damos cuenta que Apocalipsis 20 habla explícitamente sobre «la primera resurrección», lo que implica que también habrá una segunda resurrección. Hablando de aquellos que volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años, leemos: «Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; las segunda muerte no tiene potestad sobre éstos» (vv. 5-6).
El pasaje distingue a aquellos que tienen parte en esta primera resurrección y son bienaventurados de los otros que no tienen parte en ella. Estos son «los demás muertos» y la implicación es que «la segunda muerte» (esto es, enfrentar el juicio final y ser condenados al eterno castigo lejos de la presencia de Dios) tiene potestad sobre ellos, y la experimentarán.
Estos dos pasajes utilizan el mismo término planao. El mismo verbo se usa en Mateo 24:4, 5, 11,24 al hablar de las advertencias de Jesús que muchos serán engañados o descarriados por falsos Cristos y falsos profetas.
NOTA: Otras razones para rechazar esta interpretación son:
(1) «Los demás muertos» se dice que «vuelven a vivir» después que terminen los mil años (v. 5)-una referencia a la resurrección corporal de los incrédulos-pero esto implica que la frase «volvieron a vivir, se refiere a una resurrección corporal en ambos casos, no solo a la unión espiritual con Cristo en su resurrección»; y:
(2) cuando el texto dice: «Esta es la primera resurrección» (v. 5), el más evidente antecedente en el contexto es la vuelta a la vida de los creyentes en el v. 4, pero no tiene lugar una mención de la resurrección de Cristo en el contexto.
Pero si este pasaje habla claramente de una primera resurrección, más el hecho de que los demás muertos volverán a vivir al final de los mil años, entonces hay una clara enseñanza aquí, en Apocalipsis 20, sobre dos resurrecciones separadas.
En cuanto a los otros pasajes que los amilenarios alegan apoyan el punto de vista de que hay solo una resurrección, debe decirse que esos pasajes no excluyen la idea de dos resurrecciones, sino que simplemente no especifican si las resurrecciones de los creyentes y los incrédulos estarán separadas en el tiempo. De hecho, la declaración de Jesús en Juan 5 apunta a la posibilidad de dos resurrecciones.
Él dice que todos los que están en los sepulcros saldrán, «los que han hecho bien resucitarán para tener vida, pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados» Gn 5: 28-29). De esta manera Jesús habla de hecho de dos resurrecciones diferentes.
En cuanto a Daniel 12:2, ello simplemente dice que aquellos que duermen en el polvo de la tierra despertarán, «algunos de ellos para vivir por siempre, pero otros para quedar en la vergüenza yen la confusión perpetua», pero no especifica si esto ocurrirá simultáneamente o en momentos diferentes. Simplemente dice que los dos tipos de individuos se levantarán. Lo mismo es cierto para Hechos 24: 15, donde Pablo dice que habrá «una resurrección del) justos y de los injustos».
Esto afirma que ambos tipos de personas se levantarán de los muertos, pero no excluye la posibilidad que ello ocurra en diferentes momentos. Todos estos versículos, en la ausencia de Apocalipsis 20:5-6, pueden que hablen o no de un solo tiempo futuro de resurrección. Pero con la explícita enseñanza de Apocalipsis 20:5-6 sobre dos resurrecciones, estos versículos deben entenderse como que se refieren a la certidumbre futura de una resurrección para cada tipo de persona, sin especificar que esas resurrecciones estarán separadas en tiempo.
3. La idea de creyentes glorificados y pecadores viviendo juntos sobre la tierra durante el milenio nos suena extraña ahora, pero ciertamente no es imposible para Dios llevar esto a cabo.
Debemos comprender que Jesús vivió sobre la tierra con un cuerpo glorificado cuarenta días después de su resurrección, y aparentemente hubo muchos otros santos del Antiguo Testamento que también vivieron con cuerpos glorificados sobre la tierra durante ese tiempo (Mt 27: 53).
Será por cierto un tipo de situación mundial muy diferente y mucho más glorificadora para Dios que el mundo que existe ahora, pero no parece que estemos justificados para afirmar que Dios no podría o no daría lugar a ese estado de cosas. Ciertamente podría hacerlo, y varios pasajes parecen indicar que él también tiene la buena intención y el propósito de hacerlo.
NOTA: El hecho de que Jesús dice en este contexto. (Viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz", no requiere que ambas resurrecciones ocurran al mismo) tiempo pues la palabra hora en otros lugares del evangelio de Juan se puede referir a un largo período de tiempo; en solo tres versículos previos. Jesús dice: «Ciertamente les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios. y los que la oigan vivirán" Jn 5: 25).
Aquí la hora se refiere a toda la era de la iglesia cuando aquellos que están espiritualmente muertos escuchan la voz de Jesús y vuelven a vivir. Juan puede usar también la palabra hora (gr, hora para hablar del tiempo cuando los verdaderos adoradores rinden culto al Padre en espíritu y en verdad Jn 4: 21,23), o cuando una intensa persecución vendrá sobre los discípulos Jn 16:2). Estos ejemplos también hablan de largos períodos de tiempo, aun de eras enteras.
Una manera similar de hablar es posible también en idiomas como el español: Le puedo decir a una clase de sesenta estudiantes: «No se desalienten-el día de la graduación se acerca para cada uno de ustedes». Pero sé que algunos se graduarán este año, algunos el año próximo, y algunos se graduarán dos o tres años más tarde.
Aun puedo hablar del «día de la graduación» en lugar de «los días de graduación» porque está claro que hablo del tipo de día, no sobre el momento en que éste tendrá lugar o de si habrá un día o varios días del mismo tipo.
4. No es ciertamente imposible que una secreta y malvada rebelión pueda persistir sobre la tierra pese a la presencia corporal de Cristo gobernando como Rey.
Debemos recordar que Judas vivió con Jesús en una estrecha relación durante tres años, y aun lo traicionó. Por otro lado, muchos fariseos vieron los milagros de Jesús, y hasta lo vieron levantar a gente de los muertos, y todavía no creían. De hecho, aun cuando los discípulos estuvieron en la presencia del Señor Jesús glorificado, leemos que «algunos dudaban» (Mt 28: 17).
Esa persistente incredulidad en la mera presencia de Cristo es dificil de comprender, pero tenemos que recordar que el propio Satanás cayó desde una posición exaltada en la presencia de Dios en el cielo.
Cuando los amilenarios objetan que las personas no podrían persistir en el pecado en la presencia del reinado corporal de Cristo sobre la tierra, su posición no tiene en cuenta las profundas raíces y la naturaleza altamente irracional del pecado.
También falla completamente al no considerar el hecho de que aun una «prueba sólida» y una «evidencia innegable» no pueden forzar una conversión genuina. El genuino arrepentimiento y la fe nacen de la obra del Espíritu Santo en el corazón de las personas que faculta y persuade. Tal es la naturaleza irracional del pecado que aquellos que «están muertos en transgresiones y pecados» persistirán a menudo en rebelión e incredulidad aun ante una abrumadora evidencia en contra.
Esto no es decir que nadie se convertirá a Cristo durante el milenio. Sin duda millones de personas se volverán cristianas durante ese tiempo, y la influencia del reino de Cristo se impregnará en cada aspecto de toda sociedad en el mundo. Pero al mismo tiempo no es dificil comprender cómo el mal y la rebelión crecerán simultáneamente.
5. Puede que Dios tenga varios propósitos en mente para un futuro milenio, todos los cuales pueden no estar claros ahora para nosotros. 
Pero un milenio como ese mostraría ciertamente la realización de los buenos propósitos de Dios en las estructuras de la sociedad, especialmente las estructuras de la familia y el gobierno civil. Durante la era de la iglesia, los buenos propósitos de Dios se ven principalmente en las vidas individuales y las bendiciones que reciben todos los que creen en Cristo.
En cierta medida ahora (y en mayor medida en tiempos de avivamiento) esto afecta al gobierno civil y las instituciones educacionales y corporativas, y en mayor medida afecta a la familia. Pero en ninguna de estas estructuras se manifiestan los buenos propósitos de Dios en la extensión que podrían manifestarse, lo que muestra la gran sabiduría y benevolencia de Dios no solo en sus planes para los individuos sino también para las estructuras sociales.
En el milenio todas estas estructuras sociales comunicarán la belleza de la sabiduría e Dios para su gloria.
Por otra parte, el milenio vindicará aún más la justicia de Dios. El hecho de que algunos se mantengan en el pecado y la incredulidad mostrará que «el pecado-la rebelión contra Dios-no se debe a una sociedad impía o a un mal ambiente. Se debe a la pecaminosidad de los corazones humanos. De esa manera la justicia de Dios será completamente vindicada en el día del juicio fina!».
Con Satanás encadenado por mil años, el hecho de que el pecado pueda persistir también mostrará que la culpa final del pecado no la tiene la influencia demoníaca en la vida de las personas sino la enraizada pecaminosidad en los corazones de las personas.
Tercero, en toda su amplitud la Biblia nos revela que es del agrado de Dios desplegar sus propósitos y revelar gradualmente más y más de su gloria con el tiempo.
Desde el llamado de Abraham al nacimiento de Isaac, la jornada en Egipto y el éxodo, el establecimiento del pueblo en la tierra Prometida, el reino davídico, y la monarquía dividida, el exilio y el regreso con) la reconstrucción del templo, la preservación de un remanente fiel, y por último la venida de Jesús en la carne, los propósitos de Dios se ven como cada vez más gloriosos y maravillosos.
Aun en La vida de Jesús la revelación progresiva de su gloria tomó treinta y tres años, y culminó en los últimos tres años de su vida. Entonces, en la muerte, resurrección y ascensión de Jesús al cielo, se completó el logro de nuestra redención. Pero ahora la diseminación de la iglesia a través de todas las naciones ha tomado más de 1,900 años, y no sabemos cuánto más va a continuar.
Todo esto es para decir que Dios no lleva a cabo todos sus buenos propósitos de una vez, sino los despliega gradualmente con el tiempo. Esto es así aun en la vida individual de los cristianos, quienes crecen diariamente en la gracia y en el compañerismo de Dios y en la semejanza de Cristo.
Por lo tanto no sería sorprendente si, antes del estado de eternidad, Dios instituyera un paso final en el despliegue progresivo de la historia de la redención. Esto serviría para aumentar su gloria mientras los hombres y los ángeles observan con asombro las maravillas del plan y la sabiduría de Dios.
6. Por último, una objeción principal al amilenarismo continúa siendo el hecho de que no puede proponer una verdadera explicación de Apocalipsis 20.17.

NOTA: Un ejemplo hasta cierto punto similar es el hecho de que mucha gente rehúsa creer que hay un Dios que creó el universo, pese a la increíble complejidad de todo ser vivo, y pese a lo que es, para todo propósito práctico, la imposibilidad matemática que el universo entero pueda haber surgido por casualidad.